Carles Puigdemont
Todos tenemos clara la situación del individuo Carles Puigdemont, que antes de ser apresado por sus actos irresponsables puso tierra de por medio y huyo de la justicia española, ahora se encuentra exiliado en Waterloo, donde vive en una casa que le están pagando todos los españoles, porque el gobierno catalán está haciendo lo que le da la gana.
Carles Puigdemont, la autodeterminación no es un delito
Si, últimamente estamos viendo esta frase de que la autodeterminación no es un delito, pero los catalanes tienen que entender que no podemos hacer lo que nos venga en gana, hoy me levanto y pienso que debo de independizarme del país al que pertenezco, bueno, las cosas no son así de fáciles, detrás de esa determinación hay muchísimas cosas, empezando por los que no piensan de la misma forma, vamos a ser coherentes, Carles Puigdemont, en vez de sacar esa lucha a la calle, porque no se dedicó a mejorar las instituciones y los verdaderos problemas de los que entonces eran sus ciudadanos como president de la generalitat, en vez de crear crispación y división, acaso eso no es un delito y más cuando lo secunde hasta el final, cuando le están avisando que no se puede llevar a cabo un referéndum de algo que es ilegal, por lo tanto eso no es votar, el derecho de votación es digno cuando detrás de todo hay algo ético y algo legal, por lo tanto no utilice el tema de las urnas como una arma a su favor, cuando es todo lo contrario.
El tema de la independencia no es negociable, Catalunya pertenece a España, como pertenece Andalucía, Valencia, Galicia, etc. Al igual que no sirve que la según ustedes a historia apoye una secesión, porque el pasado, pasado está, ahora tenemos que mirar por el futuro y tener claro que solo podemos caminar unidos.
Carles Puigdemont, una reflexión siempre viene bien
Efectivamente, una negociación tiene que ser eso, una negociación, no puede ser una petición fija de condiciones innegociables, por eso todos los Españoles queremos que se siente en una mesa con el presidente del gobierno (sea el que sea) y se negocie un camino de paz, dentro de la legalidad, es decir una cesión de derechos o una mejora de las condiciones de autonomía (siempre y cuando no sea perjudicar a las demás comunidades autónomas), no sea rudo y siga dividiendo y movilizando lo que puede terminar en una tragedia, porque conozco familias divididas por un pensamiento diferente cuando el pensamiento es libre pero los actos no lo son, por lo tanto sea cauto y piense en esas personas que ha dividido creando crispación entre ellos, no se escude en la separación.
Tampoco tiene mucho sentido que queramos una comunidad europea, una unión en todos los sentidos y luego en casa queramos separarnos y dividirnos, tenemos que aprender de que la unión hace la fuerza y todos juntos podemos forjar un mejor camino para nuestros descendientes, por eso es de primera necesidad negociar una convivencia y una paz armoniosa que devuelve la calma al territorio Español
Carles Puigdemont, la mentira escondida
Hemos llegado a esta situación porque en Catalunya llevan generaciones adoctrinando en las escuelas diciendo que el territorio catalán no es español, haciendo creer que Catalunya puede ser un país independiente y que de esa forma se vivirá mucho mejor que en la actualidad, por la famosa frase de “España nos roba”… Es evidente que si año tras años su pregón es que España nos roba, vaya a crear una crispación en los habitantes catalanes, pero sin embargo usted sabe que no es tan sencillo que una independencia sería una incertidumbre y una consecuencia que podría llevar al desastre económico, solo hay que imaginar una Catalunya independiente fuera del euro, ¿qué harían? ¿Sacarían una nueva moneda? ¿Sabe entonces lo que ocurriría?, bueno yo no soy economista ni nada parecido pero tampoco hace falta serlo para darse cuenta que esa moneda no valdrá nada y por lo menos los diez primeros años, hasta que consiguiera hacerse una hueco en la economía internacional, por lo tanto avocaría a todos los catalanes a que no pudiesen comprar nada que fuese de importación, a no ser que Catalunya tenga de todo, pues conseguiría multiplicar pobres y pobres.
Pero no todo sería una debacle económica, sino también social, fronteras, familias separadas, divididas, incertidumbre, inseguridad y por lo tanto un caos general. Carles Puigdemont diga la verdad y no engañe a los catalanes.
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